Balance de la producción Salón de Anubis

De entrada subrayar el buen recibimiento del público asistente, así como de la mayoría de los especialistas y críticos. Una realidad marcó las primeras andanzas de la obra: la complicación técnica del montaje y las dificultades iniciales para los intérpretes de adaptarse a las exigencias de la escena. El mes de ensayos en el Auditorio de Cornellá fue fantástico pero resultó insuficiente. Habría sido bueno poder realizar una semana de funciones con público antes de salir de gira. Pero la realidad se impone siempre a los deseos, y estrenamos en el Teatro de Winterthur, Suiza, muy justos, pues aún había algunas partes de vestuario y escenografía por terminar (máscaras, algunas cortinas, algunas luces...). Aún así, puede decirse que el estreno en Winterthur fue un éxito rotundo, en parte gracias a la buena disponibilidad y dotación del teatro, que hizo el montaje muy ágil y contamos con las mejores condiciones.

En Darmstadt, gozamos de un teatro inmenso y muy bien dotado aunque tropezamos con algunos de los problemas típicos de los teatros institucionales poco acostumbrados a recibir compañías invitadas: el montaje de luces se eternizó y Sylvia Kuchinow, encargada de la iluminación, y el director Luca Valentino, sufrieron lo suyo para conseguir lo pedido y necesario. Al final se consiguió y la obra salió muy bien. El público aplaudió encantado y las críticas fueron buenas.
Estas funciones de rodaje fueron importantísimas para alcanzar el punto óptimo de la obra, que no se consiguió hasta llegar al Teatre Nacional de Catalunya, con seis funciones programadas del 24 al 28 de octubre: tres en catalán y tres en castellano.
Aunque pequeño respecto a los grandes escenarios de Winterthur y Darmstadt, la Sala Petita del Nacional fue una maravilla de espacio, muy bien servido por sus técnicos y personal auxiliar. Se puede decir que desde la primera a la sexta, las funciones fueron a más, y que las tres últimas fueron realmente apoteósicas. La crítica recibió la obra en su mayoría con grandes elogios. Hubo opiniones encontradas, cómo es lógico, especialmente de quiénes preferirían ver el Festival más decantado hacia propuestas vanguardistas de corte experimental. Algo que va contra la filosofía del Festival de Ópera de Bolsillo y Nuevas Creaciones, desde siempre abierto a todas las líneas (cada compositor es un mundo) y que jamás quiso encasillarse en ninguna.

Esta constatación nos hace pensar que sería una obra idónea para ocupar durante unas semanas el escenario de algún teatro de Barcelona o Madrid, al ser capaz de atraer e interesar a un amplio abanico de posibles espectadores.
Es hacia esta dirección que el equipo de producción va a trabajar, buscando en el año próximo un marco adecuado para una segunda explotación de la obra.
Toni Rumbau.
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